lunes, 7 de abril de 2008

Música blanca...


“No es una novela. Ni siquiera es un cuento. Es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento.

Se podría decir que es una historia de amor. Pero si sólo fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que se sabe muy bien lo que son, pero que no tienen un nombre exacto que los designe. Y en todo caso, ese nombre no es amor.

(Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, se utilizan historias. Así funciona... Desde hace siglos).

Todas las historias tienen una música propia. Esta historia tiene una música blanca. Es importante decirlo porque la música blanca es una música extraña... Te desconcierta: se ejecuta suavemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien es como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente se les mira y parecen inmóviles. La música blanca es algo rematadamente difícil... No hay mucho más que añadir.“

Alessandro Baricco, 1996.

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